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La economía circular en España: hacia un nuevo modelo de gestión de residuos

La economía circular representa una revolución en nuestra forma de producir y consumir. A diferencia del modelo lineal tradicional de «usar y tirar», este nuevo paradigma se basa en compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar los materiales y productos existentes el mayor tiempo posible. El objetivo es claro: extender el ciclo de vida de los productos mientras se minimiza la generación de residuos. 

Cuando un producto alcanza el final de su vida útil en la economía circular, sus materiales no se descartan, sino que se reintegran en el ciclo productivo, creando valor adicional y reduciendo la necesidad de extraer nuevas materias primas. Este modelo contrasta radicalmente con el sistema lineal actual, que depende de un constante suministro de materiales y energía baratos, y que fomenta prácticas como la obsolescencia programada, contra la cual el Parlamento Europeo ya está tomando medidas. 

La situación actual en España ilustra perfectamente la urgencia de esta transición. Cada día, nuestro país pone en circulación 50 millones de envases de bebidas, de los cuales 30 millones jamás llegan a reciclarse, terminando en vertederos, incineradoras o, peor aún, abandonados en nuestros campos, ríos y playas. Esta realidad alarmante se ve agravada por el hecho de que el 40% del plástico que contamina nuestros mares proviene precisamente de envases de bebidas. 

El sistema vigente, gestionado por Ecoembes, ha demostrado ser profundamente ineficaz. Mientras esta entidad presumía en 2021 de alcanzar un 71,1% de recogida selectiva para botellas de un solo uso, un informe de la prestigiosa consultora Eunomia reveló que la tasa real de recuperación no superaba el 36%. Como señala Julio Barea, responsable de residuos en Greenpeace: «La contabilidad que hace Ecoembes es una farsa». La organización no solo ha fallado en aplicar la metodología de cálculo exigida por la normativa europea, sino que además ha mantenido en la opacidad los datos originales que sustentan sus cálculos. 

El sistema de depósito, devolución y retorno (SDDR): una solución real 

Ante este escenario, España se prepara para implementar el Sistema de Depósito, Devolución y Retorno en 2026. Este sistema, que ya funciona con éxito en 50 países, se centrará inicialmente en la recuperación de envases de aluminio, plástico y briks. Su funcionamiento será simple: los consumidores pagarán un pequeño depósito (entre 10 y 20 céntimos) por cada envase, que les será devuelto al retornarlo en cualquier establecimiento adherido al sistema. 

La experiencia internacional respalda su viabilidad: en países como Alemania, el 80% de los envases se recoge de forma manual en establecimientos de todo tipo, demostrando que el sistema es flexible y adaptable a diferentes contextos. Aunque algunos sectores han expresado preocupaciones sobre su viabilidad económica y logística, la evidencia demuestra que estas inquietudes son infundadas. 

Beneficios de la transición hacia una economía circular 

El cambio hacia un modelo circular ofrece beneficios significativos. En términos medioambientales, cada europeo genera actualmente cerca de 190 kg de residuos de envases al año, una cifra que el SDDR ayudará a reducir significativamente. Además, más del 80% del impacto ambiental de un producto se determina durante su fase de diseño, por lo que la creación de productos más sostenibles desde su concepción es crucial. 

En el aspecto económico, la transición promete crear 700.000 nuevos puestos de trabajo solo en la UE para 2030. También reducirá nuestra dependencia de materias primas: en 2022, cada europeo consumió 14,9 toneladas de materias primas, y la UE registró un déficit comercial de 29.000 millones de euros en este sector en 2023. El reciclaje efectivo no solo minimizará esta dependencia, sino que también reducirá la volatilidad de precios y garantizará el suministro de materiales cruciales para las tecnologías verdes. 

La transición hacia una economía circular no solo es posible, sino que es imperativa. En España, donde actualmente solo el 11% de los residuos se reciclan en nuevos productos, el SDDR marca el comienzo de una nueva era en la gestión de residuos. Su éxito dependerá del compromiso colectivo de ciudadanos, empresas e instituciones, pero el momento de actuar es ahora: cada envase recuperado nos acerca un paso más a un futuro más sostenible y responsable con nuestro entorno.