Cada 28 de enero se celebra el Día Internacional de Lego, una ocasión para rendir homenaje a un ícono que no deja de reinventarse desde su nacimiento en 1958. Pero detrás de los famosos bloques se esconde una revolución silenciosa: hoy en día, los principales clientes del fabricante danés ya no son niños, sino adultos. Una tendencia que comenzó durante la pandemia de covid-19 y que no muestra signos de desaceleración.
Cortesía de Lego
Cámara Lego ZH1
La ZH1 es una cámara construida con bloques, pero no se limita a la estética, ya que puede alojar una película de 35 mm y hacer fotos reales, utilizando mecanismos y botones hechos con bloques. La joya tiene el logotipo de Lego de 1934 en la tapa del objetivo.
Lego y los “AFOL”
La historia de Lego comienza en Billund, Dinamarca, donde Ole Kirk Christiansen inventó los bloques de plástico que todos conocemos. De simples bloques de colores para niños, la marca se ha convertido en un coloso mundial capaz de generar 9,700 millones de dólares de ingresos en 2023. Su fuerza reside no solo en ser un juego, sino en un sistema que incentiva la creatividad, el ingenio y, como descubriremos, un fuerte atractivo nostálgico para los adultos.
Los AFOL, acrónimo de ‘Adult Fans of Lego’ (Adultos fanáticos de Lego), representa uno de los puntos de inflexión más interesantes para la marca danesa. Nacidos como niños amantes de la construcción, muchos de ellos abandonaron los bloques durante lo que Lego llama «la edad oscura de la empresa», entre mediados de los 90 y principios de los 2000, solo para redescubrirlos en la edad adulta. Este regreso se aceleró inesperadamente con la pandemia de covid-19 y el aislamiento social de 2020. Atrapadas en casa, millones de personas buscaron un pasatiempo creativo, y Lego se convirtió en una elección natural.