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Sobre el papel de la literatura en la formación, de Papa Francisco

FERNANDO MENDOZA J. / Exprés

Para ser sinceros, Papa Francisco no deja de sorprenderme. Su papel como dirigente aquí en la tierra de la Iglesia Católica ha traído un aire fresco de renovación que tanta falta hace para dinamizar las acciones por una sociedad más justa, solidaria, conciliadora y coherente con los mejores valores e ideales humanos y espirituales.

Su sencillez, su insistencia, su discurso accesible, su espiritualidad y su congruencia son grandes características que lo han llevado a un liderazgo moral en una sociedad compleja. Ha tenido no pocos obstáculos adentro y fuera de la Iglesia, pero él sigue firme en su labor.

Hace apenas una semana nombró a la primera mujer como dirigente de un dicasterio, que es lo más parecido a una secretaría de Estado. También acaba de nombrar a una mujer como “gobernadora” del estado vaticano. Tiene un laico (no consagrado, para mayor conocimiento) en una dirigencia de un dicasterio.

A mí en lo particular me sorprende a cada momento, desde que en el 2013 llegó al pontificado sin ningún relumbre y con esa humildad que me impresiona. Me cautiva su sonrisa abierta y franca. Sale del protocolo, hace llamadas personales sin mediar con nadie, sale a la calle para hacerse su examen de vista o para visitar al zapatero. 

Recuerdo aquel pasaje en que una persona lo jaló del brazo y él tiró un leve manotazo, para después ofrecer disculpas por su exabrupto, haciéndose con ello un ser humano cercano.

Sus intervenciones a favor de la paz han sido notables. Seguro estoy que en lo secreto ha hecho mucho más.

Y en el mundo que nos atañe hay dos notas que quiero destacar. Acaba de salir en Europa su autobiografía. Cuentan quienes ya la leyeron que es un extraordinario texto, lleno de literatura, espiritualidad y anécdotas. Esperemos que los grandes dueños editoriales nos hagan llegar pronto en físico esta autobiografía y con ella el gran mensaje de Papa Francisco.

Semanas atrás también el Sumo Pontífice publicó una carta pastoral muy interesante por el tema y por lo que dice. Se trata de Sobre el papel de la literatura en la formación, y aunque va dirigido especialmente a los jóvenes en los Seminarios, el mismo Papa lo abre a todo el mundo.

Recordemos que el Papa, antes de ordenarse sacerdote, fue maestro de literatura en escuelas jesuitas de Argentina, y por ello conoce bien este tema.

Dice que “en la lectura de un libro, el lector es mucho más activo, y en cierta forma él reescribe la obra, la amplía con su imaginación, crea su mundo, utiliza sus habilidades, su memoria, sus sueños, su propia historia llena de dramatismo y simbolismo”.

Afirma que “una obra literaria es un texto vivo y siempre fecundo, capaz de volver a hablar de muchas maneras y de producir una síntesis original en cada lector que encuentra”.

Sin embargo, la literatura no ocupa un espacio y un tiempo adecuados en las escuelas y en los seminarios. Es una realidad en México. Así lo dice Papa Francisco: “Hay que constatar con pesar que, en el proceso formativo de quienes se preparan al ministerio ordenado, la atención a la literatura no encuentra actualmente un lugar conveniente”.

Esto tiene graves consecuencias, dice el Papa, acarreando un “empobrecimiento intelectual y espiritual”.

Pero además ve otro problema muy abundante. “No hay nada más contraproducente que leer algo por obligación”. Recomienda: “Debemos seleccionar nuestras lecturas con disponibilidad, sorpresa, flexibilidad, dejándonos aconsejar, pero también con sinceridad, tratando de encontrar lo que necesitamos en cada momento de nuestra vida”.

“El contacto con diferentes estilos literarios y gramaticales siempre nos permitirá profundizar en la polifonía de la Revelación”, dice Papa Francisco, y afirma que “lo más importante es leer, entrar en contacto directo con la literatura, sumergirse en el texto vivo que tenemos delante, más que fijarse en las ideas y en los comentarios críticos”.

El Sumo Pontífice define a la literatura como “el escuchar la voz de alguien”. Tiene razón. “El ejercicio de la lectura es como un ejercicio de descernimiento, gracias al cual el lector está implicado en primera persona como sujeto de lectura y al mismo tiempo como objeto de lo que lee”. Tiene razón. “La literatura se vuelve un gimnasio en el que se entrena la mirada para buscar y explorar la verdad de las personas y de las situaciones como misterio”. Tiene razón.

Sobre el papel de la literatura en la formación es un pequeño texto de 28 páginas, pero contiene tanta sabiduría literaria que lo mejor será leerlo de corridito, disfrutarlo, asumirlo y ponerlo en práctica.

Yo, por mi parte, lo pondré en práctica… leyendo más literatura.

Papa Francisco me acaba de sorprender nuevamente. Nombró al P. Víctor Melchor Quintana como Obispo de Nuevo Casas Grandes. Me unen grandes lazos de trabajo y amistad con el nuevo Obispo. Trabajé intensamente varios años con él. Disfruté mucho ese trabajo, quizá mis mejores años de servicio eclesial. Grata sorpresa.

Nos leemos la próxima. ¡Hay vida! También hay vino tinto.